viernes, 29 de mayo de 2009

Marihuana terapeútica 2

Comentado antes lo que yo llamaría “lo que concierne a la vergüenza de la prohibición de la marihuana desde el punto de vista terapéutico” quiero ahora incidir en las razones de la prohibición en general y sobre todo en la denuncia de la postura de gran parte del estamento médico a este respecto.

El colegio de farmacéuticos de Barcelona ha publicado esto en su web: http://www.farmaceuticonline.com/cast/medicament/cannabis_c.html

Es un prospecto del cannabis para uso terapéutico, su lectura creo que sacaría los colores a muchos.

Como creo que un colegio de farmacéuticos no es precisamente un antro de "filoanarquistas drogados y peligrosos", ni una tribu de "fanáticos e irresponsables defensores del cáñamo caiga quien caiga", creo que podremos convenir todos en que su información es objetiva.
A pesar de que el prospecto no es ni mucho menos exhaustivo (para eso hay otros textos, el que quiera peces que se moje el culo…) si lee atentamente el texto lo primero que aprenderá un desavisado es que el cannabis, como casi cualquier sustancia, tiene sus indicaciones y sus contraindicaciones, pero está lejos de ser una droga perniciosa y mega-hiper-super-maligna de la muerte como su prohibición parece indicar, como siempre…
Por supuesto que no le vendrá bien su consumo a todo el mundo, por supuesto que se puede hacer un mal uso y abuso de la sustancia, permítaseme decir que como los chuletones de ternera entreverados de grasa o los cuernos de chocolate, si a un diabético se le ocurre meterse entre pecho y espalda diez o veinte en un día (bueno, los no diabéticos también…) lo más seguro es que se enfrente a alguna dificultad, y no por ello se mete en un índice de sustancias prohibidas a los terneros ni se encarcela a los pasteleros.
Como se puede leer en el prospecto, de manera general y fundamentado en un estudio clínico, lo único que se ha podido concluír hasta el momento es que el cánnabis es perjudicial para gente con:
• Trastornos psicóticos.
• Pacientes con problemas psicológicos.
• Problemas de corazón: arritmias cardíacas, insuficiencia coronaria o pacientes que hayan tenido alguna angina de pecho o infarto.
• Contraindicado en personas que deban utilizar maquinaria o tengan que conducir. En este caso, se recomienda, si se ha consumido cannabis por vía inhalatoria, esperar como mínimo dos horas antes de conducir. Y si se ha tomado por vía oral - inhalación, cápsulas, con la comida...-, esperar al menos cuatro horas.

Es decir, hay que aprender de una santa vez que la sustancia per se no está comprobado clínicamente que cause trastornos importantes si no que, como prácticamente todas, hay gente que por sus condiciones personales no es aconsejable que la use. Recomiendo encarecidamente que el que lea el prospecto incida especialmente en la última frase del apartado de “Riesgo de dependencia” así como en el de “Advertencias especiales”, y además que luego pruebe a leer algo similar respecto a drogas de consumo y producción legal como el tabaco o el alcohol, lo mismo si no está curtido en estas lides se lleva una sorpresa.

Y visto esto ¿Cómo nuestros queridos médicos no denuncian en masa activamente tamaña hipocresía? Ahí tenemos sin ir más lejos al ínclito José Cabrera, prestigiosísimo psiquiatra que usa ahora su gran formación, entre otras cosas, para opinar (y supongo que cobrar y figurar) en ese programa de información pública tan rigurosa y científica como es Cuarto Milenio, y entre corte para la publicidad y corte para la publicidad este individuo (y perdón por lo de individuo que dirían Les Luthiers) se permite el lujo de decir que el prospecto anteriormente citado es mentira, o sea, que el colegio de farmacéuticos de Barcelona está engañando a la gente sobre algo tan sensible importante y legalmente protegido como es su salud. ¿Habrá denunciado en el juzgado el ínclito José Cabrera al colegio por atentar contra la salud pública? Algunos como yo se lo preguntarán, y quizás el señor Cabrera debería dar respuesta a porqué sigue ahí colgado ese prospecto para información pública siendo mentira como él asegura; también deberían dar respuesta todos los médicos que encubren, callan o simplemente están ausentes…

En breve formaré parte de una familia numerosa

Dios mediante saldrán a ver qué pasa en este mundo el 5 de junio Alonso y Martín, y para saludar a su hermano Álvar claro, rezad un poquito por nosotros. La broma sobre cuándo empezaremos con la nueva reconquista ya me la han hecho mis queridísimos y agudos amigos, así que si algún despistado ha caído a leer por aquí y se le ocurre, llega tarde, lo siento.

Lo cierto es que pensando pensando, me he dado cuenta de que toda mi vida ya he formado parte de una, es decir, la que formaba con mis padres, mi hermana y mi hermano, pero es curioso cómo ahora es especial lo que antes era bastante normal respecto al número de hijos ¡¡¡Y sólo en una generación!!! Da un poco que pensar...

Por otra parte ya tenemos fecha para la operación de parkinsón de mi madre, será el día 16 también de junio, si no surgen imprevistos.

Espero que en unas semanas pueda escribir contentísimo sobre estas dos aventuras.

jueves, 21 de mayo de 2009

Marihuana terapéutica 1

Por convicción me rebelan las prohibiciones, cualquiera de ellas tiene que estar rematadamente bien argumentada para que la considere un mal necesario y no sencillamente un mal. Si la prohibición es de un elemento natural como lo es una planta, además de rebelarme me parece ridícula, si rizando el rizo esa planta genera con mucha diferencia y con objetivo consenso (si exceptuamos a los más cerriles prohibicionistas) más beneficios para el ser humano que perjuicios, entonces paso a la más absoluta indignación.

No voy a entrar aquí a reflexionar sobre el uso recreativo del consumo de una planta como el cáñamo (que lo tiene, como prácticamente cualquier sustancia que se usa adecuadamente), ni de la antiquísima tradición de su consumo y utilización por parte del ser humano, pero no puedo evitar reflexionar aquí sobre su uso terapéutico.

Hace un par de años sufrí una contractura en el trapecio, el médico de cabecera me recetó diazepán entre otras cosas, y tras dos semanas bastante colocado con este medicamento continuaba con el mismo dolor, recordé entonces que el consumo de marihuana produce relajación muscular, así que decidí dejar el diazepán que no me estaba aliviando en absoluto y me tenía colocado casi todo el día y cambiarlo por un cigarro de pura marihuana por la noche. La marihuana la conseguí regalada de un amigo que la cultiva, ya la había probado y conocía los efectos de esa variedad en concreto. El resultado fue que con un solo cigarro de marihuana por la noche, a los cuatro días había conseguido eliminar mi contractura, cuatro noches de completo y reparador descanso terminaron con mi sufrimiento sin que durante el día, además, tuviese ninguna sensación de sedación ni dificultad en desarrollar ni mi trabajo ni ninguna otra actividad, al contrario que con el diazepán.

Asombrado (y un poco cabreado por las dos semanas inútiles de consumo del diazepán recetado) consulté a mi médico que me informó de que en efecto la marihuana entre otras cosas es un buen relajante muscular. Ahí saltaron todas mis alarmas.

Hacía tiempo que había oído algunas noticias acerca de algunos enfermos de parkinson que parecía que se beneficiaban del consumo de marihuana, pero las pasé por alto, pensé que sería algo sin verificar clínicamente, porque si no nuestras autoridades y sobre todo nuestros médicos habrían ya dado o reclamado luz verde a su uso terapéutico ¿Cómo asumir que un profesional de la medicina no recurra a lo mejor para el tratamiento de sus pacientes? Pero ahora estaba ante un hecho irrefutable experimentado por mí mismo, el cáñamo había sustituido eficazmente y con enorme ventaja al diazepán en mi problema muscular. El paso siguiente fue casi inmediato, mi madre, enferma de parkinson y de fibromialgia, con una rodilla destrozada y osteoporosis, tiene entre sus medicamentos el diazepán, así que me decidí a consultarle a su neurólogo sobre el beneficio (aunque sólo fuese como relajante muscular y analgésico) de la marihuana para mi madre.

El neurólogo fue muy claro, él no podía evidentemente recetarle marihuana a mi madre, por la sencilla razón de que es una planta prohibida y no hay receta que logre que se la suministren, pero desde luego si ella podía cultivarla y toleraba bien sus efectos, él no veía mal en absoluto que la usase como analgésico, añadió además que era en muchos casos muy beneficiosa para contrarrestar la anedonia asociada al parkinson. “Es bastante más perjudicial el tabaco que ya se fuma ahora mismo…” (mi madre es fumadora) fue en ese día su frase final al respecto, bastante esclarecedora…

Desde entonces mi madre (que es desde siempre Flora encarnada) ha cultivado su esplendorosa marihuana, y la consume ocasionalmente con efectos muy beneficiosos. A sus 70 años ha necesitado hacer un esfuerzo contra los prejuicios que desgraciadamente décadas de bombardeo informativo criminal han metido en su cabeza contra “las diabólicas drogas”, pero el efecto que le produce la sustancia es tan claramente beneficioso y tan carente de efectos negativos, que ha conseguido vencerlos casi por completo: La pobre de vez en cuando aún me comenta “yo no sé si esto de drogarme….”, lo dice alguien que ingiere más de 20 pastillas recetadas de los más diversos tipos todos los días, en fin.

jueves, 14 de mayo de 2009

Los profesionales del sistema sanitario

Hace tiempo que en mi ideario político está el regresar, si alguna vez lo hubo, a un sistema laboral puramente vocacional y de servicio. Algunos opinarán, puede que con razón desde su perspectiva, que un trabajo así no se puede calificar de trabajo, lo llamarían afición, actividad de voluntariado o diez mil aufemismos más.

Pues bien, yo insisto, creo que TODOS deberíamos ser vocacionales en nuestra actividad laboral. Pero dicho esto, si puedo admitir que alguien argumente con razones de gran calibre que esto es completamente utópico, lo que no puedo dejar de señalar a cambio, es que poca gente negará que hay muchas profesiones para las que reclamamos como obvio e indispensable el requisito de la vocación, profesiones en las que si a alguien le dicen que hay trabajadores a los que les da cien mil patadas el dedicarse a ello, inmediatamente se llevaría las manos a la cabeza y pensarían que algo está funcionando muy mal. ¿Ejemplos? ¿Qué les parecen las profesiones relacionadas con la enseñanza (sobre todo de niños) o con la salud?

Si a uno le dicen que tiene que viajar en un autobús que conduce alguien mal encarado que odia su trabajo, quizás no se ponga contentísimo con la idea, pero creo que seguramente subiría a ese autobús sin problemas simplemente por no esperar diez minutos más al siguiente, mientras llegue a tiempo a su destino le importará bastante poco que el conductor crea que su trabajo es una condena bíblica; sin embargo si a esa misma persona le dicen que su cirujano odia profundamente operar, antes de que le abra el pecho, estoy prácticamente seguro de que intentaría por todos los medios a su alcance cambiar de cirujano. ¿Porqué asumimos la vocacionalidad de algunas profesiones y de otras no? ¿Hemos olvidado que de múltiples maneras todos los trabajos y el trabajo de todos, al final resultan imprescindibles de una manera más o menos evidente para el conjunto? ¿No será cuando la actividad de alguien es asumida por el conjunto de sus conciudadanos como algo mecánico y que es perfectamente asumible que sea alienante, el momento en que esa labor empieza a no proporcionar los mejores resultados posibles?

Ese es un tema largo que dejamos para otro momento, quiero centrarme ahora, como toca, en la profesión médica.

Van a operar a mi madre el mes que viene, y estamos en manos de uno de los mejores especialistas en neurocirujía de españa. Uno, si es consciente de lo que pasa a escasos mil kilómetros de su casa (un día de viaje en coche), no puede más que estar infinitamente agradecido de tener esa suerte, así, sin más, sólo con ese dato.

Pero qué quieren que les diga, a mí me reconcome la duda. Desde que su neurólogo habitual le recomendo la operación como mejor opción en el estado actual de evolución de su enfermedad de parkinson, y empezamos a ponernos en contacto con el neurocirujano y su equipo, no he sentido ni el más mínimo calor humano ni un interés más que meramente administrativo y mecánico en nosotros, al punto que durante el ingreso para las pruebas previas de valoración, uno de los días, si no llego a tiempo por la noche le administran mal la medicación a mi madre sin otra razón que la de no haber consultado el neurólogo del equipo el tratamiento que habíamos detallado por escrito y haberse conformado con medio enterarse verbalmente a través de mi madre de dicho tratamiento, mi madre se aturuyó al explicarle las horas y dosis lo cual unido a su dificultad de pronunciación en ese momento condujo a que el neurólogo dejase prescrita una medicación que mi madre ni siquiera había tomado nunca, todo por no perder cinco minutos en leer el historial que tenían desde el minuto uno del ingreso en su poder...El señor neurocirujano sólo nos ha recibido una vez durante unos pocos minutos, para simplemente admitir a mi madre como candidata a la operación, ni una explicación del proceso, ni una explicación de posibles resultados, ni...

En fin, como digo es uno de los mejores neurocirujanos del país, y deberíamos estar contentísimos y agradecidos por ello, y espero que a pesar de mi pésima impresión, a pesar de sentir que ese equipo está trabajando como quien soporta una rutina de la que hay que escapar lo antes que se pueda cada día, a pesar de que siento que nos cosifican, resulte finalmente que la sola habilidad y las manos de este señor son suficientes, que el interés, el trato y el conocimiento del paciente como persona no son determinantes, y que la operación será un éxito simplemente porque cortando y cosiendo esto aquí y esto allá, conectando este electrodo, y dando tal medicación es suficiente. Espero, no tengo otro remedio.

Mientras tanto voy a seguir intentando aplicarme yo el cuento, y procurando que mis trabajos en estudios de movilidad se ajusten lo mejor posible a la realidad y predigan lo mejor posible el futuro de los movimientos de la gente, porque si la gente pierde menos tiempo para ir de un sitio a otro, si viajan sin encabronarse con el mundo por los malditos atacascos o los escasos trenes y autobuses (por ejemplo), seguramente vivan mejor, sean más felices, y vea más sonrisas cuando salgo a la calle.